Agricultura
Plagas y enfermedades más comunes en el cultivo de la vid | BASF Chile
Como uno de los principales países productores de uva del hemisferio sur y con más de 140.000 hectáreas de superficie total, el cultivo de la vid es uno de los más importantes para Chile. Y así como su importancia, los desafíos relacionados con plagas y enfermedades, también están a la orden del día, pudiendo impactar de forma drástica la productividad del cultivo.
Estos organismos pueden causar daños significativos al cultivo, comprometiendo la calidad de la producción. Plagas y enfermedades, como chanchitos blancos, trips, lepidópteros y ácaros; Botrytis, oídio y pudrición ácida, son responsables de la merma de la producción y otros daños relacionados con el cultivo.
Por lo tanto, es esencial adoptar medidas de control adecuadas para garantizar el éxito del cultivo.
A continuación profundizaremos sobre las principales plagas y enfermedades para entender más sobre el tema y estar preparados para estas situaciones.
Plagas que pueden afectar el cultivo de la vid
Actualmente, existen algunos tipos de insectos plaga que afectan a los cultivos y causan daños en la producción y la rentabilidad y, estrategias como la agricultura de precisión, por ejemplo, son un excelente aliado para identificar y mitigar estos problemas.
Ya sea de manera tradicional o con ayuda de la tecnología, el manejo y cuidado de ciertas plagas debe ser constante para preservar el cultivo de uva y garantizar su sanidad integral.
Y si hablamos de insectos plaga que pueden afectar la salud de la vid, los más comunes son: chanchitos blancos y Lobesia. Veamos más sobre ellos.
Chanchitos blancos y daños en uva
Los chanchitos blancos son uno de los principales insectos plaga que afectan a la vid. Estos pequeños insectos succionan la savia y pueden causar importantes daños a las plantas, poniendo en peligro su sano desarrollo y afectando a la calidad y productividad del fruto.
Los chanchitos blancos suelen encontrarse en las partes más jóvenes de la planta, afectando principalmente a los brotes y las ramas. Al alimentarse acaba provocando el debilitamiento de la planta, causando el amarilleamiento de las hojas, retraso en el crecimiento y reducción de la producción. Adicionalmente, además de succionar la savia, secretan una sustancia pegajosa llamada "mielecilla", que atrae a las hormigas y puede facilitar el crecimiento de hongos. Además, la presencia de estos chanchitos blancos pueden causar deformaciones en la fruta y dificultar su correcta maduración.
Varias especies de chanchitos están clasificados como plagas cuarentenarias en distintos mercados y, por ende tienen una gran importancia económica en la producción de fruta de exportación, ya que la sola presencia de un individuo en un fruto puede causar rechazo de toda una unidad productiva.
Lobesia botrana en vides
La polilla del racimo de la vid o Lobesia botrana (Lepidoptera, Tortricidae) fue detectada por primera vez en nuestro país en la zona de Linderos, Región Metropolitana. La plaga, originaria de Europa, ataca a los viñedos, su larva provoca un daño directo al alimentarse de los racimos, produciéndose una pudrición y deshidratación de las bayas, situación que hace disminuir los rendimientos de las viñas.
Debido al grave daño fitosanitario que este insecto produce al sector agrícola, el SAG la declaró bajo control obligatorio.
Enfermedades más comunes en el cultivo de uva de mesa
En el escenario actual del cultivo y manejo de la uva, existen desafíos relacionados con diversas enfermedades que pueden afectar las plantaciones y comprometer la producción y calidad del cultivo.
Y entre las enfermedades que más se dan en este tipo de cultivo, podemos mencionar el oídio, la pudrición ácida y la temida Botrytis, siendo esta última una de las que más afecta la salud general de las plantas y es capaz de extenderse por grandes áreas.
Por lo tanto, tener acceso a información sobre este tema es una herramienta fundamental para la identificación rápida y la gestión ágil de estas ocurrencias, con el objetivo de mantener la salud de las vides y también su capacidad productiva.
Las enfermedades como Botritis, Oídio y Pudrición ácida pueden causar grandes pérdidas en sus vides.
Botrytis y sus efectos en la salud de la vid
También conocida como moho gris, la Botrytis es causada por el hongo Botrytis cinerea y es una de las enfermedades más comunes y perjudiciales en el cultivo de uva y otros cultivos en nuestro país. Esta enfermedad fúngica afecta tanto a los brotes como a los racimos de uva, causando graves daños en el rendimiento y la calidad de la fruta producida.
Este hongo, muy común, se manifiesta en forma de manchas grisáceas en los racimos de uva, que se van extendiendo y cubriendo de una capa gris de moho, de ahí su nombre popular entre los agricultores.
Esta cubierta fúngica reduce la calidad de la fruta y puede provocar la pudrición del racimo. Además, el hongo produce toxinas que afectan negativamente al fruto.
Algunos de los métodos de control más utilizados para el control de esta enfermedad incluyen la poda de las vides para favorecer la circulación del aire y la reducción de la humedad, la eliminación de los restos vegetales infectados y la limpieza general del viñedo, así como el uso de fungicidas específicamente desarrollados para este tipo de problema.
El oídio y su prevalencia en el cultivo de la vid
Causado por el hongo Erysiphe necator, el oídio puede causar graves daños a las vides y comprometen tanto la cantidad como la calidad de la fruta. Es una enfermedad muy común debido a las condiciones climáticas del país, con veranos calurosos y secos, convirtiéndose en un problema familiar para los agricultores.
El oídio se propaga a través de esporas que transporta el viento y puede infectar las partes verdes de las plantas, como hojas, brotes y racimos de uva. Sus síntomas son fácilmente reconocibles y se manifiestan como una capa blanca o grisácea en las hojas y los racimos de uva. Esta enfermedad afecta la capacidad de las plantas para realizar correctamente la fotosíntesis, lo que provoca el debilitamiento de la vid. Además, el oídio puede provocar la maduración temprana de los frutos, reduciendo su calidad y también su valor comercial.
Su manejo y control puede realizarse de diferentes formas, como el uso de medidas preventivas como la poda estratégica y la eliminación de las plantas infectadas. También está muy recomendada la aplicación de fungicidas con formulaciones específicas para combatir el oídio.
Pudrición ácida de la vid
La pudrición ácida se genera por hongos y bacterias del grupo Acetobacter. Dentro de los hongos presentes se encuentran los géneros: Penicillium, Aspergillus y Rhizopus. Este tipo de infestación puede ser muy perjudicial para las vides y suele estar más presente en las plantaciones durante los periodos de alta humedad y temperaturas moderadas. Es diseminada mediante el viento y agua. Secundariamente se dispersa por el contacto entre bayas enfermas y sanas. Por mosquitas del vinagre y por insectos como avispas que dañan los frutos.
Al tener síntomas que se manifiestan visualmente, la pudrición ácida puede identificarse fácilmente durante las inspecciones rutinarias, especialmente en los racimos de uva, a través de señales como la aparición de manchas oscuras, empapadas de agua, que se extienden rápidamente por la fruta. A medida que la enfermedad avanza, los racimos pueden cubrirse de una sustancia viscosa y adquirir un olor desagradable.
Esto se debe a que esta enfermedad compromete la calidad de la uva de forma que la hace inadecuada para el consumo. Como su nombre indica, la bacteria responsable de la enfermedad produce ácido acético, que puede provocar cambios en el sabor y el aroma de la uva afectada, lo que se traduce en importantes pérdidas económicas.
Como en otros casos de infestaciones bacterianas y fúngicas, son esenciales la inspección periódica y la gestión de la plantación para garantizar la humedad y la circulación del aire.
En los casos de infestación confirmada por pudrición ácida, el uso de fungicidas específicos para la bacteria Acetobacter spp. está indicado para la erradicación eficaz de la enfermedad y para reducir las pérdidas de producción y los ingresos económicos.
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