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19 de febrero de 2024
Agricultura

Planificación y Productividad Agrícola: factores esenciales

¿Querés optimizar tus procesos y mejorar tus resultados en la producción rural? Descubrí cómo una sólida planificación y una eficaz gestión pueden potenciar tu éxito en el campo. Aprendé más sobre cómo reducir costos, aumentar la productividad y gestionar eficientemente tus recursos para alcanzar tus metas agrícolas.

En una explotación agraria, la planificación previa es esencial para reducir costos y aumentar la productividad, tanto como lo es realizar una buena gestión de los cultivos.

Contar con una buena gestión de las actividades agrícolas es uno de los factores más importantes a la hora de considerar el éxito de la producción rural. Además de la elección de los cultivos, la maquinaria utilizada y el equipo de trabajo, saber organizar el día a día es fundamental.

El desarrollo de prácticas que optimicen la gestión de los cultivos aporta varios beneficios, no sólo en términos de organización sino también de eficacia de los procesos, ahorro de insumos y aumento de la productividad en general.

Existen algunas alternativas que contribuyen para que la planificación sea objetiva, como el uso de metas que tengan sentido con la realidad del agricultor. 

Gestión agrícola e importancia de la planificación

Una buena gestión de los cultivos es un factor muy importante para el éxito de la productividad agrícola. Implica aspectos como la planificación, la organización, la ejecución y el control de todas las actividades en el campo, que son aspectos vitales si se quieren obtener buenos resultados.

La planificación previa de tareas y procesos consiste en establecer los resultados deseables, identificar las actividades a realizar, definir el presupuesto disponible, determinar los recursos necesarios, así como fijar el cronograma y el plazo para la realización de cada tarea.

Al realizar una planificación previa, el productor puede anticiparse a posibles problemas que surjan durante la ejecución de las actividades, e identificar los mejores momentos para siembra, cosecha y otras labores, teniendo en cuenta las condiciones climáticas y la disponibilidad de mano de obra.

Hoy en día, y dado el contexto climático que venimos sufriendo, la planificación no debe solamente ajustarse a términos económicos financieros, sino que también se debe ajustar la rotación de cultivos, generación de coberturas de suelo y demás medidas que lleven a optimizar el uso del agua por parte de cada cultivo implantado, sino que también a evaluar la cantidad de recursos hídricos que nos dejan en el lote para el próximo a ser implantado.

Es fundamental preparase para eventos climáticos adversos extremos, que tienen que ser tenidos en cuenta a la hora de diseñar las producciones a llevar adelante y que estrategias tomamos para asegurar los flujos productivos y de caja necesarios para superar tales adversidades.

Organizarse con antelación también es fundamental para reducir costos y aumentar la productividad. Cuando se sabe exactamente qué actividades se van a realizar, es posible optimizar el uso de los recursos disponibles, evitar el despilfarro y con ello aumentar la eficiencia y la rentabilidad.

Es importante destacar que la planificación previa debe ser un proceso continuo que se adapte a la realidad de cada explotación rural. Así, cada proceso debe ser analizado en función de las necesidades reales del agricultor para que los resultados sean positivos.

Por lo tanto, hay factores que involucran la planificación a los que se debe prestar atención para tener no sólo el control de todas las etapas, sino también para entender mejor cómo utilizarlos. Es necesario comprobar cuáles son los puntos más relevantes de la organización de la gestión del cultivo.

En este sentido, juega un papel fundamental la ambientación de los diferentes lotes, de forma tal de saber cómo van a reaccionar ante déficit hídricos importantes, heladas tardías o extremos térmicos en términos de temperaturas máximas y en función de eso diseñar la rotación de cultivos que mejor se adapta a cada uno de los ambientes caracterizados.

Gestión de los recursos humanos en la explotación

La gestión de personas es una actividad sumamente importante en cualquier sector económico, y la agricultura no es diferente. En el medio agropecuario, esta tarea se resume en la gestión eficaz de los recursos humanos implicados en las tareas cotidianas.

Para que la producción agrícola tenga éxito, es necesario que las personas involucradas estén bien formadas y comprometidas con los objetivos establecidos. El proceso de gestión de los empleados implica varias áreas, como la contratación, la formación, el desarrollo, la motivación, la retención y la evaluación del rendimiento de los empleados.

Una de las estrategias clave de este tema es desarrollar un buen plan de formación y capacitación que tenga en cuenta las necesidades específicas del cultivo y proporcione la formación adecuada para cada función y tarea. Esto ayudará a garantizar que todos los empleados estén preparados correctamente para realizar su trabajo de forma eficaz y segura.

AR productor ajo

La motivación de los empleados es también un factor clave, que influye directamente en la productividad y el compromiso de los trabajadores. Puede lograrse mediante diversas estrategias tales como el reconocimiento del trabajo bien hecho, incentivos económicos, planes de carrera y beneficios.

Es esencial ofrecer un entorno de trabajo agradable, oportunidades de desarrollo profesional y beneficios que mantengan al personal motivado y comprometido con la actividad, evitando la rotación laboral.

En resumen, la gestión de los recursos humanos en el campo es una actividad fundamental para garantizar el éxito de la producción agrícola. La contratación, formación, desarrollo, motivación, retención y evaluación del rendimiento de los empleados son elementos clave para garantizar un entorno de trabajo saludable y eficaz, además de contribuir a la mejora continua de los procesos del campo.

Yendo a cuestiones de la actividad diaria, si evaluamos la aplicaciones de fitosanitarios en términos de la cantidad de recursos económicos que se ponen en juego al preparar un caldo de aplicación de fitosanitarios y se midieran la cantidad de dinero que sale por cada pico de la pulverizadora por minuto, veríamos que es mucho más económico al bolsillo del productor trabajar con un aplicador responsable, que tome las decisiones correctas al momento de realizar su trabajo y que por lo tanto el mismo resulte en una pulverización exitosa en términos de su resultado técnico y económico. Lo mismo podemos decir de una siembra bien o mal realizada o una cosecha con altas perdidas de granos.

Costos fijos y variables en la producción agrícola

Uno de los puntos más importantes de la gestión rural consiste en comprender cuáles son los tipos de costos y saber cómo gestionarlos, lo que permitirá llevar a cabo una planificación completa del cultivo y evitar imprevistos.

Estas inversiones pueden dividirse en dos categorías, los costos fijos y los costos variables, que influyen directamente en los recursos disponibles para el trabajo diario en el campo.

 

Costos fijos

Son los que no varían en función del cultivo y deben pagarse independientemente del volumen de productividad en cada cosecha. Hay que tener en cuenta que, si los gastos fijos son demasiado elevados, el cultivo puede no ser rentable, aunque el volumen resultante sea exitoso.

Entre los gastos fijos se pueden incluir, por ejemplo:

  • Sueldos y cargas laborales de los empleados fijos de la explotación.
  • Mantenimiento y reparaciones de equipos e instalaciones.
  • Seguros e impuestos sobre la propiedad.
  • Servicios contables y jurídicos, y
  • Gastos administrativos y de oficina.

 

Costos variables

Los costos variables son los que cambian en función del volumen de producción. Están directamente relacionados con la gestión del campo y aumentan o disminuyen en función de la cantidad generada.

Estas inversiones son importantes para determinar el precio de venta, porque influyen directamente en el costo total de cada cosecha.

Además, al igual que los costos fijos, su reducción puede aumentar la rentabilidad de la producción agrícola y hacerla más competitiva en el mercado. Algunos ejemplos de costos variables son:

  • Semillas.
  • Fertilizantes.
  • Fitosanitarios.
  • Electricidad.
  • Agua.
  • Alquiler de maquinaria.

Conociendo cuáles son los costos fijos y variables, es posible determinar el punto de equilibrio, es decir, la cantidad que se debe producir para cubrir los costos totales y generar beneficios.

Es importante entender la diferencia entre costos fijos y variables y gestionarlos adecuadamente para determinar el precio de venta de los productos agrícolas, identificar el punto de equilibrio en la gestión del cultivo y aplicar estrategias de reducción de costos para garantizar una gestión sostenible de los cultivos.

Dimensionar la maquinaria agrícola y definir las hectáreas

El dimensionamiento de la maquinaria agrícola es un proceso de gran importancia, ya que permite a los agricultores evaluar y elegir las máquinas más adecuadas para cada fase del cultivo.

AR campo tractor

Esta planificación implica la selección de la maquinaria más adecuada, teniendo en cuenta las características de cada cultivo, el tamaño de la superficie cultivada y la capacidad de producción deseada.

La elección correcta puede aportar varios beneficios, como:

  • Aumento de la productividad.
  • Reducción de costos.
  • Disminución del tiempo de ejecución de las tareas.
  • Mejora de la calidad del producto.

Además, conocer adecuadamente qué máquinas y equipos son fundamentales para la gestión diaria de los cultivos, puede contribuir a reducir los problemas de mantenimiento, aumentando su vida útil.

El proceso de dimensionamiento implica evaluar las necesidades de cada etapa de la producción, tales como tipo de suelo, tipo de cultivo, tamaño de la superficie, clima y requisitos del mercado.

Las capacidades técnicas de las máquinas son: potencia del motor, anchura de trabajo, capacidad de carga, eficiencia del combustible y durabilidad del equipo. Todo ello debe evaluarse para maximizar la relación coste-beneficio.

Del mismo modo, hay que estudiar la delimitación de las hectáreas para sacar el máximo provecho de cada parcela. Este proceso implica definir la dimensión del lote que se destinará a determinado cultivo y planificar las actividades que se llevarán a cabo en cada zona.

El adecuado dimensionamiento de las hectáreas agrícolas permite al agricultor tener una visión más clara y precisa de las necesidades de su propiedad, permitiendo una mejor organización y distribución de los recursos disponibles.

La correcta definición de las hectáreas agrícolas puede contribuir a la reducción de costos y al aumento de la productividad, ya que cada área será cultivada de acuerdo con sus particularidades y necesidades.

Además, dimensionar correctamente la superficie a utilizar también contribuye a la sostenibilidad del cultivo que, si es implantado en zonas inadecuadas, puede provocar la degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad y repercusiones negativas en los recursos hídricos.

Evaluando las condiciones edafoclimáticas y eligiendo los cultivos adecuados, el productor puede reducir el impacto ambiental de la agricultura y aumentar su sostenibilidad.

Gestión y planificación de las cosechas

Uno de los principales elementos de la planificación de las explotaciones es la planificación de los cultivos, ya que permite a los agricultores optimizar el uso de sus recursos.

Analizando factores como condiciones meteorológicas, disponibilidad de recursos, demanda del mercado y estrategias de gestión de la explotación, por ejemplo, es posible elegir los cultivos que mejor se adapten a las condiciones de cada temporada, evitando pérdidas económicas.

Además, la planificación permite organizar eficazmente las actividades de siembra, cosecha y gestión de los cultivos, reduciendo los tiempos muertos y aumentando los resultados.

Otro punto importante es la posibilidad de adaptar la producción a las demandas del mercado. Mediante el análisis del mercado y el historial de ventas, es posible identificar los cultivos con mayor potencial de rentabilidad en cada época del año y ajustar sus estrategias de implantación y cosecha.

La planificación de los cultivos es una actividad fundamental para los agricultores, ya que ayuda a optimizar el uso de los recursos, reducir los riesgos financieros y garantizar la sostenibilidad de la producción.

Por ello, es importante dedicar tiempo y recursos a la elaboración de una planificación eficaz, contando con la orientación de profesionales especializados cuando sea necesario.

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Última actualización 19 de febrero de 2024